¿Qué se busca en un directivo?

Últimamente la gente que hace selección de personal en mi empresa, me dice que es difícil encontrar profesionales con capacidad de dirección. La mayoría de los candidatos son más de hacer lo que les dicen, que de hacer que otros hagan,  indicar a otros lo que deben hacer, y decidir lo que han de hacer.

A  partir de esta premisa y de otras conversaciones con empresarios y directivos, me ha surgido la inquietud de saber si todos tenemos la misma visión de lo que hacen o deben hacer los directivos en una empresa y que cualidades personales y profesionales son más relevantes para esa ejecución.

En la reflexión inicial ya aparece una primera descripción de lo que hace un directivo: “Hacer que otros hagan y decidir lo que han de hacer”, pero profundicemos un poco más.

La primera respuesta a la pregunta de lo qué hace un director es simple, dirigir. Veamos que dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua del término dirigir: Nos quedamos con cuatro acepciones, dos de ellas similares:

- “Enderezar, llevar rectamente algo hacia un término o lugar señalado”.

- “Encaminar la intención y las operaciones a determinado fin”.
 
- “Gobernar, regir, dar reglas para el manejo de una dependencia, empresa o pretensión”.


- “Orientar, guiar, aconsejar a quien realiza un trabajo”.

Creo que en estas cuatro definiciones podemos encontrar el compendio de las funciones principales que desempeña o debe desempeñar un director de una empresa, sea una pyme o una gran multinacional.


Encaminar y enderezar. En términos empresariales, planificar, es decir, determinar a dónde se quiere ir; y controlar, es decir, velar por llegar al fin que se había establecido.

Gobernar, dar reglas. Traducido a términos empresariales, establecer las políticas y las acciones que hay que llevar a cabo. Es decir, plasmar la operativa temporal que permitirá a la empresa llegar al fin establecido.

Orientar, guiar y aconsejar a los empleados de la empresa. Es decir, comunicar a dónde se quiere ir, orientar. Ayudar a que haga lo que es preciso para recorrer el camino que nos lleva hacia el destino marcado, guiar. Lograr que las personas se desarrollen y evolucionen, aconsejar.

De esta tercera acepción del dirigente, se deriva una cuarta, muy relevante.


Rodearse de personas que quieran y puedan ser orientadas, guiadas y aconsejadas, es decir, de buenos profesionales y a la vez, buenas personas; y en mi opinión, preferiblemente, en orden inverso, es decir que antepondría el ser  buena persona a la valía profesional. Por tanto, si no son buenas personas, ya no contemplaría los posibles méritos profesionales.  

En otros términos, hay que rodearse de gente positiva y con talento, y, además, el directivo ha de velar por retenerlos.
 
Una vez seleccionado lo que debe hacer un directivo, vamos a centrarnos en el tema que nos ocupaba, ¿cómo se selecciona? ¿Qué es imprescindible, necesario y deseable que tenga un aspirante a directivo?

Creo que hay siete aspectos de la personalidad sobre los que los responsables de selección deben profundizar:

   a) Que sea
positivo. Lo he colocado de primero, a propósito, para resaltar su importancia. Para mi es la característica mas relevante e imprescindible. Todas las personas contagiamos a los a las personas que tenemos más cerca. Y, por eso, Los directivos tienen que contagiar positivismo.

Yo siempre digo que, si seleccionara directivos, a todos les pediría que me contaran un chiste. Así creo que podría estimar su positivismo. Obviamente no selecciono.

   b) Que sea
valiente. Que tenga coraje y temple. Asumir riesgos, tomar decisiones y actuar en situaciones comprometidas exige una “pasta especial”. Es preciso detectar que tiene esto en su ADN, pero en su dosis justa, es decir, equilibrada con la reflexión. No buscamos héroes, buscamos valientes.

   c) Que sea
humilde. Recuerdo alguna época de mi vida profesional en la que creí que para ser directivo había que ser “chulo”, los altos, chillones, agresivos, etc. tenían prioridad. Esta creencia mía, se había fundamentado en la constatación de una realidad. Hoy en día esta fiebre ha pasado, o debería haber pasado, y se buscan directivos humildes. La humildad es una virtud en todos los ámbitos de la vida; e incluso, me atrevería a decir que más, en la profesional.

  d) 
Perseverancia, constancia. El directivo ha de ser una persona que no decae, que no ceja en su empeño. Es constante, dedicado a su empresa y a su trabajo. No quiere decir que no tenga vida personal, por supuesto que sí, pues, en otro caso se desequilibraría y acabaría mal.

Es preciso que tenga un equilibrio personal entre todas sus facetas de la vida, pero que sea capaz de compaginarlas, algunas veces, todas al  mismo tiempo. Qué fácil es algunas veces sacar enseñanzas profesionales aplicables en la empresa, de una charla distendida con tu pareja o amigo.

   e) Lo anterior enlaza con la siguiente característica, ha de
despertar confianza. La gente le ha de seguir porque creen en él y en lo que dice y hace, nunca por temor. Para ello, además de humilde, ha de ser honesto, riguroso, con sentido del humor, etc.

   f) Pero además de todo lo anterior, el directivo ha de
predicar con el ejemplo. La gente sigue más al que hace que al que dice, pero, mucho más, al que hace lo que dice. Por tanto, ha de ser una persona que en su actuación muestre todas las características anteriores.

   g) Por último, y no menos importante, ha de ser una persona que se
emocione con su trabajo, que traslade estas emociones y que así sea capaz de entusiasmar al resto del equipo. Emociones, por supuesto, de felicidad, de orgullo, de satisfacción y aspectos similares.

Ahora bien, entrando en el ámbito más centrado en la empresa, el directivo ha de ser:


     1. Tener visión global del negocio. Puede que venga de otro sector, sin conocimiento específico del mismo, pero sin embargo, ha de tener interiorizado los parámetros clave de la empresa y del negocio.

     2. Experiencia en gestión. Manejar dinero y especialmente personas, exige práctica. La experiencia en este campo es un factor primordial.

     3. Si además conoce, en mayor detalle lo que se hace en su sector, pues fenomenal, será un valor añadido.

Ahora viene la dificultad de la selección, ¿cómo detectar en un aspirante todas estas cualidades?

Creo que únicamente hay tres vías: la entrevista, las pruebas o test psicológicos y el curriculum. Como veis nada novedoso.

En la entrevista, y con el apoyo de las pruebas y/o test realizados, los profesionales de selección de personal son capaces de poner de manifiesto muchas características de las personas. Por tanto, los profesionales descubrirán: su nivel de positivismo, grado de humildad, capacidad de despertar confianza, generador de emoción, etc. Es decir, aspectos de la personalidad.

Pero hay otros aspectos que solamente se descubrirán en base a lo que ha hecho, o ha demostrado. Aquí se busca experiencia, no conocimiento, ni títulos académicos. De esta experiencia se deducirá su perseverancia, liderazgo, gestión de personas, etc.

Como veis, el conjunto de estas destrezas permitirá que la selección de un directivo se aproxime a lo deseado. 

Acabo con una frase que ya muchos me habéis oído y que apliqué y trasladé en mis anteriores ocupaciones:


“Para trabajar conmigo busco gente que sepa reír. No quiero tristes, contagian tristeza”.

Carlos López Navaza
Professor na Galicia Business School
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